Sydney McLaughlin-Levrone, la estrella estadounidense de 25 años, ha vuelto a hacer historia en los Juegos Olímpicos al romper su propio récord mundial en los 400 metros con vallas. Con un impresionante registro de 50.37 segundos, McLaughlin-Levrone revalidó su título olímpico, superando por 1.50 segundos a su compatriota Anna Cockrell, quien se quedó con la medalla de plata. Femke Bol, de los Países Bajos, completó el podio llevándose el bronce.
La atleta, que ha eclipsado seis veces la plusmarca mundial, emergió al frente en la curva y aceleró como una tromba en la recta final para sellar su victoria. «Obviamente hay otras personas al lado tuyo y van a empujarte, pero no importa si no te mantienes enfocado en la barrera frente a ti», explicó McLaughlin-Levrone tras la carrera.
Esta final fue una de las más anticipadas en el Stade de France, especialmente debido a la rivalidad entre McLaughlin-Levrone y Bol. Sin embargo, la neerlandesa no pudo estar a la altura y terminó en tercer lugar.
Entrenada por Bobby Kersee, McLaughlin-Levrone ha trabajado arduamente durante dos años, lejos de los reflectores, enfocándose en mejorar su velocidad y técnica en diversas disciplinas. El jueves, todo ese esfuerzo se tradujo en un resultado espectacular ante un estadio lleno de espectadores.
