El impacto del cambio climático sigue afectando a diversos sectores, y los deportes de invierno no son la excepción. Un estudio reciente alerta que entre el 53% y el 98% de las estaciones de esquí europeas enfrentan un riesgo inminente de quedarse sin nieve debido al calentamiento global. Este panorama ha generado una fuerte preocupación tanto en la industria deportiva como en el turismo de montaña, ambos motores económicos clave para las regiones afectadas.
Para abordar este desafío, la Organización Meteorológica Mundial de Naciones Unidas (OMM) ha unido fuerzas con la Federación Internacional de Esquí y Snowboard (FIS) con el fin de advertir sobre el retroceso de las capas de nieve y hielo, y su impacto directo en las disciplinas deportivas y el turismo. Esta alianza estratégica tiene como objetivo concienciar a nivel global sobre la gravedad del fenómeno y la necesidad urgente de implementar medidas sostenibles.
El deshielo que amenaza a los deportes de invierno
Las consecuencias del cambio climático no solo se manifiestan en el aumento de temperaturas, sino también en la acelerada reducción de glaciares, el retroceso de la nieve y el descongelamiento del permafrost (terreno congelado de manera permanente). Estos factores ponen en riesgo tanto los ecosistemas naturales de montaña como las economías y comunidades que dependen del turismo de invierno.
De acuerdo con Celeste Saulo, secretaria general de la OMM, “el retroceso de los glaciares y la disminución de la capa de nieve tendrán repercusiones cada vez más graves en los próximos siglos, afectando profundamente a los deportes de invierno y a las economías de las zonas montañosas”.
Un ejemplo alarmante es Suiza, donde se estima que los glaciares alpinos han perdido alrededor del 60% de su volumen desde 1850. Esta tendencia, si no se toman medidas efectivas, podría acelerar la desaparición de estaciones de esquí icónicas y disminuir la atracción turística en estas áreas.
Colaboración histórica entre la OMM y la FIS
Para mitigar los efectos del calentamiento global en los deportes de invierno, la OMM y la FIS han firmado un acuerdo de colaboración sin precedentes que durará cinco años. Este acuerdo contempla la utilización de datos y conocimientos científicos proporcionados por los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales para promover la gestión responsable de la nieve en las estaciones de esquí.
Además, se espera que esta alianza impulse campañas de concienciación dirigidas al público y a los gobiernos, con el fin de resaltar la importancia de acciones concretas para proteger los deportes de invierno. Estas iniciativas incluirán la promoción de prácticas sostenibles y el desarrollo de nuevas tecnologías para la gestión de nieve artificial en las estaciones afectadas.
Johan Eliasch, presidente de la FIS, comentó: “Estamos comprometidos con el desarrollo sostenible de los deportes de invierno. Esta colaboración con la OMM es fundamental para asegurar que nuestras disciplinas no solo sobrevivan, sino que también prosperen en un contexto climático que cambia rápidamente”.
Futuro incierto para las estaciones de esquí europeas
El estudio publicado en la revista Nature Climate Change en 2023 pone de relieve la gravedad del problema. Si las emisiones globales de carbono no se reducen significativamente, hasta el 98% de las estaciones de esquí europeas podrían enfrentarse a la falta de nieve en el futuro. Los expertos también señalan que la producción de nieve artificial no será suficiente para compensar esta pérdida, ya que el aumento de temperaturas hará que incluso esta tecnología sea inviable en ciertas áreas.
Concienciación global y acción inmediata
El acuerdo entre la OMM y la FIS llega en un momento crítico para los deportes de invierno, que se ven cada vez más amenazados por las inclemencias del cambio climático. Las próximas campañas se centrarán en educar a las comunidades locales, turistas y gobiernos sobre la importancia de reducir las emisiones y adoptar prácticas sostenibles en las zonas de montaña.
La sostenibilidad en las estaciones de esquí no solo será clave para preservar la industria, sino también para mantener los ecosistemas de montaña saludables, beneficiando a las generaciones futuras.